2011/03/03

Echeverría: Islamismo y yihadismo salafista en el norte de África

El profesor Carlos Echeverría publicó hace pocos días un artículo sobre las recientes revueltas de Túnez, Egipto y otros países islámicos que hay que recomendar con apremio, por la riqueza de la información y aún más por la lucidez del análisis. La verdad es que el polvoriento título, Algunos patrones de comportamiento en las revueltas que afectan al mundo árabe, no permite vislumbrar su altísimo interés; véanlo aquí.

El sitio del GEES tiene textos de Carlos Echeverría desde 2005 hasta la fecha. En esta página y las siguientes se encontrarán todos sus enlaces; éstos son algunos de los últimos sobre el islamismo salafista en el norte de África:

Incierto futuro de Túnez (enero de 2011);
Terrorismo yihadista salafista y actividades ilícitas en el Mediterráneo Occidental (diciembre de 2010);
¿Por qué España es percibida en los EEUU como objetivo prioritario de Al Qaida? (septiembre de 2010);
El radicalismo islamista en Marruecos, hoy (marzo de 2010);
Libia y el aparente declive del terrorismo yihadista salafista en el Magreb (octubre de 2009);
La peligrosa aceptación de los islamistas como supuesto factor de estabilidad (abril de 2009).

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2011/03/01

Túnez va deprisa: legalizado el movimiento islamista

Mientras los ministros del gobierno provisional tunecino dimiten uno tras otro y aparentemente sigue en pie la promesa de celebrar elecciones generales en menos de seis meses, hoy se anuncia: a) que antes de las elecciones se reformará la constitución, y b) que el principal movimiento islamista de Túnez, Annahda, ya tiene luz verde para constituirse en partido legal. Su capitoste, Rachid Gannuchi, residente hace bastantes años en el Londonistán, volvió al país inmediatamente después de la caída de Ben Alí.


He aquí lo que dice de él David Alvarado en su reciente libro La yihad a nuestras puertas:

El islamismo adquiere en Túnez una importante significación y alcance durante los años ochenta. Con la liberalización del sistema político, en 1981 surge el Movimiento de Tendencia Islámica (MTI), que en 1989 se convierte en Annahda (Renacimiento). En la evolución del islamismo tunecino es determinante la figura de su histórico líder Rachid Gannuchi. Nacido en 1941 en la provincia de Gabes, entre 1962 y 1967 efectúa una especialización en agronomía en Egipto, instalándose posteriormente en Siria, donde entra en contacto con los Hermanos Musulmanes. Ejercen gran influencia en él dos nombres clave en la conformación del corpus ideológico de la hermandad, Hasan Al Banna y Sayed Qotb. […] a finales de 1969 Gannuchi vuelve a su país […]. Contrario al ideario socialista, se rodea de un grupo de integristas musulmanes con los cuales funda la revista Al Maarifa (El Conocimiento), desde cuyas páginas arremete contra la decadencia moral de Occidente, llamando a una total islamización de la sociedad.

A finales de los años setenta, Gannuchi participa en la constitución de una red política que toma el nombre de Acción Islámica, creando una nueva revista, Al Muytamá (La Sociedad), censurada por las autoridades que la acusan de hacer un “llamamiento a la subversión”. Encarcelado por vez primera el 21 de diciembre de 1979, a su salida de prisión ve la luz la primera organización islamista tunecina a escala nacional, el MTI, del que es designado emir. Por “tomar parte en una asociación no reconocida” Gannuchi es nuevamente condenado a once años de prisión en julio de 1981, siendo liberado el 31 de agosto de 1984 en el marco de una amplia amnistía de la que se benefician otros dirigentes islamistas. A partir de ahí transcurre un periodo de cierta cordialidad con el poder, lo que deriva en la creación de una organización estudiantil dependiente del MTI, la Unión General Tunecina de Estudiantes (UGTE), que pronto se convierte en el principal sindicato universitario. Esta entente transitoria entre islamismo y régimen responde, como ya hemos visto, al interés de las autoridades por contener el auge de los movimientos de oposición marxistas, especialmente fuertes en las universidades.

Tras esta fase transitoria de instrumentalización del islamismo por el poder, el emir del MTI es nuevamente detenido, el 13 de marzo de 1987, y es sentenciado a cadena perpetua por “actividades extremistas”. Con la destitución del presidente Burguiba se abre un periodo de cierta distensión, y Gannuchi es nuevamente amnistiado, en esta ocasión por Sín El Abidin Ben Alí, con quien adopta una postura más conciliadora que con su predecesor. El 2 de abril de 1989, el régimen permite a los islamistas presentarse a las elecciones en listas independientes, optando el MIT por una nueva denominación, Annahda, formación que se presenta ante los tunecinos como la única fuerza política de oposición con una sólida base social e implantación en todo el país. Tras denunciar la manipulación de las elecciones legislativas de 1989 y abierto el debate sobre el estatuto que se debe acordar al islamismo en el campo político tunecino, Rachid Gannuchi abandona el país ante el temor de nuevas represalias.

El líder de Annahda se refugia en el Sudán de Hasan Aturabi, con quien mantiene buenas relaciones. Es aquí donde el tunecino vive el comienzo de la primera guerra del Golfo, al igual que Osama Ben Laden, quien también acaba de llegar al país de Aturabi tras ser expulsado de Arabia Saudí. Gannuchi adopta por vez primera una actitud favorable al belicismo islámico, justificando el recurso a la yihad contra Occidente a la luz de la invasión del país de Sadam Husein. A partir de 1991, Gannuchi se instala en Londres con un pasaporte sudanés, restableciendo los lazos con otros islamistas tunecinos exiliados. Evolucionando hacia posiciones cada vez más radicales, defemdiendo el recurso a la violencia como instrumento político, incluso desde su exilio en Gran Bretaña, el islamista no pierde un ápice de su influencia en Túnez.

La persecución de la que son objeto los militantes de Annahda hace que el movimiento orivilegia cada vez más su acción clandestina. Como muestra de su capacidad de movilización, los islamistas se encuentran detrás de las grandes manifestaciones que tienen lugar con motivo de la guerra del Golfo. El descubrimiento de una red islamista infiltrada en los cuerpos y fuerzas de seguridad desemboca, el 26 de diciembre de 1990, en el aresto de doscientos dirigentes de Annahda acusados de “complot para derrocar al régimen”. La UGTE es disuelta y varias decenas de estudiantes próximos a la corriente islamista son detenidos en los campus tunecinos. Cientos de militantes se exilian en Europa, donde militan en el seno de asociaciones de derechos humanos, evitando, en la mayoría de los casos, comprometerse con las fracciones más violentas del islamismo. La dirección de Annahda se transfiere al extranjero, a la espera de un contexto más favorable en Túnez para constituirse nuevamente como alternativa política al régimen actual. Un buen número de islamistas tunecinos también huyen hacia Argelia y Libia, donde se radicalizan en contacto con los grupos yihadistas locales.

(David Alvarado, La yihad a nuestras puertas, Tres Cantos, Foca, 2010, pp. 119-121)

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