2008/12/02

Alá en Roma, Alá en Bombay



¿Es bueno tener religión? ¿Son buenas las religiones? ¿Es mejor un creyente que un agnóstico? ¿Se es mejor persona por creer en un dios? ¿O en muchos dioses? ¿O en ninguno?

Evidentemente, la respuesta a esas preguntas no puede ser “Sí”. La respuesta a las cuatro últimas tiene que ser “No”. La respuesta a las dos primeras sólo puede ser “Depende”.

Los terroristas de Bombay tenían órdenes, según el único capturado vivo, de “matar hasta caer muertos”. Es lo que han hecho y ellos sabían por qué lo hacían. El islam es una religión política desde sus inicios y violenta desde sus inicios; pero es una religión, malgré tout. El terrorismo islamista responde a motivaciones religiosas. Los muyaidines esperan el paraíso inmediato, con sus huríes y todo lo demás. La yihad es un deber sagrado.

Nunca sabremos cuántos de los rehenes que tomaron en Bombay han sido ejecutados a sangre fría; parece que bastantes. El Times of India publicó el otro día una historia muy ilustrativa, la de una pareja turca a la que los terroristas respetaron la vida por ser musulmanes. Seyfi Muezzinoglu y su esposa Meltem pasaron la primera noche del asalto al hotel Oberoi encerrados en una habitación con otras tres mujeres extranjeras, bajo la vigilancia de dos terroristas armados de ametralladoras. Traducción literal: “Pidieron a todos los rehenes que revelaran su religión. Cuando los Muezzinoglu se declararon musulmanes, sus secuestradores les dijeron que no sufrirían daño. A las otras tres mujeres caucasianas las sacaron de la habitación al día siguiente, y los terroristas comunicaron a los Muezzinoglu que las habían matado”.

La prensa, nuestra prensa, de la matanza de Bombay sólo parece retener los dimes y diretes sobre Esperanza Aguirre. Después, muy en segundo término, la implicación de Pakistán y si la India va a hacer algo al respecto. Pero, señores, esto es la yihad. ¿No les interesa?

Aquí ya hemos dicho que el terrorismo no es un deporte ni un entrenimiento sangriento. Es un medio para alcanzar unos fines, y tiene su lugar relativo en la escala de medios dirigidos a esos fines. En el caso del terrorismo islamista, si esos fines se alcanzaran de otra manera el terrorista no tendría razón de ser. Sería un devoto a secas.

El mes de noviembre se ha cerrado, luctuosamente, con las atrocidades de Bombay y se abrió, alborozadamente, con el Foro Católico-Musulmán reunido en el Vaticano bajo los auspicios del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. No pretendemos establecer ninguna otra relación entre ambos hechos que la que hay: son dos aspectos, no exactamente antitéticos, de la ofensiva mundial del islam. Que por ahora no se puede decir que vaya flaqueando.

Tenemos que contentarnos con dar los enlaces a cuatro documentos que iluminan lo que está pasando en el terreno “pacífico”.

El discurso con el que Benedicto XVI clausuró el citado Foro se encuentra aquí en español.

La declaración conjunta que ha sustanciado los avances logrados en el Foro se encuentra aquí en su versión oficial en inglés, y aquí traducida al español.

Dos importantes declaraciones conjuntas previas de encuentros auspiciados por el mismo Pontificio Consejo, ambas de este año, se encuentran en inglés aquí y aquí.

Escandalosamente, del origen o comienzo de toda esta alucinante operación, esto es, la carta abierta con que una serie de ulemas respondieron al discurso de Ratisbona, y el posterior documento de “invitación al diálogo” por la parte musulmana titulado “A Common Word”, apenas se puede encontrar nada en español. “A Common Word”, rápidamente convertido de documento en campaña de captación, tiene su propio y obeso sitio en la web, aquí. Vale la pena observar que ni ellos han considerado necesario dar la versión íntegra en español, como en otras lenguas. Nos tienen “calaos”. Si las jerarquías vaticanas se dejan engañar –dejémoslo en eso-, si les parece de perlas cambiar el anuncio de la Buena Nueva por un simpático club de religiones -¿pero dónde están las otras?-, la jerarquía católica española irá detrás dócilmente, y la tropa católica española seguirá entretenida con lo del crucifijo en las aulas, por ejemplo.

Hay otros cristianos; y sobre todo, cristianos o no, hay gente con el sentido común en su sitio. El lector que se las apañe en inglés puede comprobarlo e informarse como debe en Answering Islam, y concretamente aquí.

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