2006/09/16

Mujeres: el primer decreto de Kabul

Las mujeres no son otra especie, son simplemente la mitad de los seres humanos. Por eso aquí no somos feministas: es el ser humano, el Hombre, el insultado y oprimido y esclavizado cuando se insulta, se oprime y se esclaviza a las mujeres.

Iniciamos hoy una sección del blog dedicada a las mujeres bajo el islam. Será nuestro homenaje permanente a Oriana Fallaci, gran ser humano.




Primer decreto del gobierno talibán de Kabul sobre las mujeres

Decreto anunciado por la Presidencia General de Amr Bil Maruf y Nai Az Munkar. (Policía Religiosa.)

Kabul, noviembre de 1996.

Mujeres, no debéis salir de vuestra residencia. Si salís de la casa no debéis ser como las mujeres que llevaban vestidos elegantes y muchos cosméticos y que se presentaban delante de todos los hombres antes de la llegada del islam.

El islam como religión salvadora ha determinado una dignidad específica para las mujeres, el islam tiene valiosas instrucciones para las mujeres. Las mujeres no deben crear oportunidades de atraer la atención de gente inútil que no las mirará con buenos ojos. Las mujeres tienen la responsabilidad de un maestro como coordinadoras de sus familias. El marido, el hermano, el padre tienen la responsabilidad de proporcionar a la familia los requisitos necesarios para la vida (alimento, ropa etc.). En caso de que las mujeres tengan que salir de la residencia con fines educativos, necesidades sociales o servicios sociales, deberán cubrirse de acuerdo con la regulación de la sharía islámica. Si las mujeres salen con ropas elegantes, ornamentales, ceñidas y encantadoras serán maldecidas por la sharía islámica y no podrán esperar ir al cielo jamás.

Todos los jefes de familia y cada musulmán tienen responsabilidad a este respecto. Solicitamos a todos los jefes de familia que mantengan un control rígido de sus familias y eviten estos problemas sociales. De lo contrario estas mujeres serán amenazadas, investigadas y castigadas severamente, así como los jefes de familia, por las fuerzas de la Policía Religiosa (Munkrat).

La Munkrat tiene la responsabilidad y el deber de luchar contra esos problemas sociales y seguirá esforzándose hasta que el mal haya terminado.

(Reproducido de Ahmed Rashid, Los talibán, trad. de Jordi Fibla, Barcelona, Península, 2002, pp. 411-412.)

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2006/09/11

Declaración para cada once de mes


Volveré a nacer
si me muero,
volveré a nacer
para amarte.
Volveré a nacer si me muero
para quererte,
volveré a nacer
para no olvidarte.

Que siga el tren
y su vaivén,
que siga el tren de la vida.
Que siga el tren
y su vaivén,
que siga el tren
más allá.
Que siga el tren
y su vaivén
con nuestras almas unidas.
Que siga el tren
y su vaivén,
que siga el tren
una eternidad.


Lo cantaron bien nuestros amigos Los Gofiones. Letra y música de..., mp3 en... : ¡busquen, que el que busca halla!
PD.- Hoy, 15 de septiembre, sabemos que ha muerto Oriana Fallaci. Y que volvió, para morir, de Nueva York a su Florencia; a la sombra de San Miniato, al corazón de Europa. Gracias, Oriana; descansa en paz. Por ti: ¡que siga el tren!

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2006/09/10

Islamophobia pratensis

Con la publicación hace pocos días de este artículo en Webislam, Abdennur Prado ha cometido una vileza y un craso error. La vileza ha sido calumniar a una serie de escritores con la acusación de que sus opiniones acerca de la ideología islámica o del islamismo militante son incitaciones a odiar a los musulmanes. El craso error ha sido escribir para tontos.

Tontos hay muchos, de eso no cabe duda. Pero sólo los mediocres, o los embusteros, escriben para tontos. Por otra parte, hay tontos peligrosos. Verbigracia, hay que ser tonto para creer que la libertad de expresión en Europa se puede suprimir por el sencillo procedimiento de coser a puñaladas a un director de cine. Pero un tonto de esa clase asesinó a Theo van Gogh. Es sólo un ejemplo.

Comentemos, sin pretensiones de agotar el tema, algunos de los puntos más salientes del libelo.

El primero y más obvio es la trampa de insinuar que el objeto del antisemitismo haya sido o sea la religión judaica. El objeto del antisemitismo han sido y siguen siendo los judíos, sean religiosos o no, ortodoxos o reformados, asimilacionistas, agnósticos o ateos o convertidos al cristianismo. El antisemitismo es la persecución del pueblo judío. No consta que el muchacho judío que hace unos meses fue secuestrado y torturado hasta la muerte en París fuera escogido por su fe religiosa.

El segundo es la trampa de identificar a las personas con sus ideas, credos u opiniones. Un judío no puede dejar de serlo, pero un cristiano o un comunista sí. En teoría, un musulmán también. Desgraciadamente, a nadie se le oculta que en las sociedades islámicas la apostasía es un crimen, punible no sólo con el ostracismo social sino con severas sanciones penales, que pueden llegar hasta la pena capital. Razón de más para que cualquier persona civilizada, lejos de odiar a los musulmanes, sienta gran lástima por tantos millones de personas privadas de libertad para decidir su opción religiosa. Y no sólo eso, sino gran indignación ante el escándalo de que la libertad religiosa, consagrada en todos los instrumentos internacionales de derechos humanos, sea impunemente negada en el mundo islámico.

El tercero es la trampa de pretender que la calumnia o el insulto excusan de razonar o refutar. El señor Prado cita una decena de textos críticos hacia la ideología islámica o condenatorios del islamismo violento para calumniar a sus autores, pero lo que no hace es refutar ninguna de esas citas. Le costaría trabajo refutarlas, pero debe de pensar que no vale la pena, porque escribiendo para tontos da igual lo verdadero que lo falso. Bajemos a lo concreto:

En la cita 1: “El islam nace con la idea [de] que debe gobernarse al mundo. [...] La idea [...] no es que todo el mundo se convierta a musulmán, sino que el mundo entero se someta a la autoridad y dominio del islam”.
¿Esto no es verdad? ¿No está en los textos fundacionales de la religión de Mahoma?

En la cita 2: “[...] los musulmanes, pueblo esclavizado ideológicamente durante siglos y siglos al que jamás se le permitirá pensar por sí mismo”.
Nosotros no llamaríamos “pueblo” a los musulmanes, pero ¿la esclavización ideológica y la falta de libertad de pensamiento no son verdad?

En la cita 3: “[...] odiaba a los judíos. ¿Por qué? Porque son monos y cerdos. ¿Quién lo dice? Lo dice el Corán”.
¿Ah, no es verdad que eso diga el Corán? Creíamos que sí lo dice, en la sura 2:65, en la sura 5:60 y en la sura 7:166. Claro que todas nuestras ediciones del Corán son traducciones. ¿Habrá habido una conspiración universal para corromper todas las traducciones del Corán, como según el Corán los judíos y los cristianos se dedicaron, todos a una, a corromper los textos de la Biblia?

En la cita 4: “¿Qué quiere decir islam moderado? [...] no niego que existan musulmanes pacíficos [...]. Lo que nunca se ha visto en parte alguna es un musulmán moderado. Islam y moderación son términos antitéticos. [...] Para un musulmán, es decir, para alguien que se somete a la preceptiva coránica, la moral cristiana es licenciosa; la libertad de costumbres de las sociedades secularizadas, sencillamente intolerable.”
Acaso aquí el autor debería haber hilado más fino, y haber hablado de musulmanes tibios, de musulmanes a medias, de musulmanes acomodaticios, que afortunadamente son mayoría. Pero que el musulmán “radical”, el islamista, tiene de su parte el Corán y la Sunna, ¿lo puede negar alguien con los textos en la mano?

En la cita 5: El texto atribuye a “los islamistas” llamar “perros y cerdos a los infieles, incitar al odio y a la muerte a sus hijos desde que balbucean las primeras palabras”.
¿Es falso que en las escuelas palestinas, por ejemplo, se haga eso?

En la cita 6: “Cuando los musulmanes dividieron a la gente entre musulmanes y no musulmanes, y llamaron a luchar contra los demás hasta que estos creyesen en lo que creían ellos, ellos empezaron este choque y empezaron esta guerra.”
¿Es falso eso? Nosotros creíamos que estaba claramente prescrito en la sura 2 y otros puntos del Corán.

En la cita 7: “La guerra islámica contra todos, pero empezando por judíos y cristianos, es decir nosotros. Y no ha empezado ayer, lleva siglos, es un deber transmitido de generación en generación desde los tiempos del profeta Mahoma.”
¿Esto también es falso? ¿Resultará que nos han llegado maliciosamente falsificados no sólo el Corán y la Sunna, sino también las historias de Europa, de África y de Asia?

En la cita 8: “Estos infieles carecen de derechos, sus vidas y sus propiedades son lícitas para cualquier musulmán, sin importar a qué casta pertenezca éste.”
Es evidente que se habla de “infieles” no pertenecientes a la “Gente del Libro”, a la que el islam sí reconoce algunos derechos. Referido, pues, a animistas o hinduistas o budistas, ¿esto no es verdad?

En la cita 9: “Cada grupo religioso y cada grupúsculo asesina en nombre de Alláh.”
No habrá que repetir otra vez que la inmensa mayoría de los musulmanes no asesina a nadie, pero los que sí asesinan, ¿en nombre de quién lo hacen?

En la cita 10: “Visión del mundo que el Corán codifica: Alá ha dado a los creyentes misión de exterminar a los infieles contumaces”.
¿No lo dice? ¿Qué dice, pues?

Calificar de “odio religioso” a la denuncia de tiranías, opresiones y violencias ejercidas en nombre de una visión del mundo que presume de ser mucho más que una religión, que presume de ser una guía completa para ordenar la vida individual y colectiva en todos sus aspectos, que presume de estar llamada a dominar el planeta, que presume de ser la definitiva y universal revelación de la deidad, que presume de que todo hombre y toda mujer llega al mundo siendo musulmán (el infiel no se convierte, “revierte”), es una farsa y un insulto a la mayor parte de la humanidad. Sí, incluimos entre los insultados a los millones de hombres y mujeres que no son musulmanes porque en ningún momento de su vida decidieran serlo, y a quienes sencillamente no se permite dejar de serlo.

De la ideología islámica y nuestro inalienable derecho a detestarla seguiremos hablando aquí sin necesidad de parafrasear al señor Prado. Pero el juego de disfraces que se le ha ocurrido como base de su amenaza a la libertad de pensamiento y de expresión nos induce a seguirle en los reinos de la parábola.

Escribe el señor Prado: “La demonización del islam en su conjunto constituye una ofensa hacia millones de personas que nada tienen que ver con las desviaciones políticas que tanto nos preocupan”. ¡Qué bien! ¡Qué fácil! ¡“Desviaciones políticas”! En Argelia, en Egipto, en Marruecos, en Nigeria, en Sudán, en Afganistán, en Pakistán, en Tailandia, en Filipinas, en Indonesia, en Malasia, en Iraq, en los Territorios Palestinos, en el Irán de los ayatolás, en Chechenia, en Londres, en Nueva York: ¡cuántas desviaciones políticas! ¿De dónde habrá podido salir tanto desviado? ¿Del Corán y la Sunna? No, por cierto, lo asegura el señor Prado que de ahí no; ¿de dónde, pues? ¿De qué? Misterio insondable.

Pero imaginemos que así fuera, y tomándole la idea del juego de disfraces al señor Prado imaginemos que en tantas regiones del mundo se sucedieran los asesinatos de inocentes, los atentados con bombas, las decapitaciones de rehenes y otras sanguinarias atrocidades, y que sus autores hubieran dado en la manía de acompañar sus desmanes con el grito de “¡Adoración a Amida Buda!”. Al cabo de unos años de ver crecer y multiplicarse la impía costumbre, ¿qué estarían haciendo los sinceros budistas? ¿No estarían clamando a voz en grito contra semejante iniquidad? Muchos manifestarían su repudio y su aflicción públicamente, en calles y templos, con la palabra y con la presencia, una y otra vez. Algunos abjurarían formalmente por no tener nada en común con tales monstruosidades. No faltarían quienes estuvieran dispuestos a desagraviar la figura de Amida Buda con la entrega de su propia vida, “escudos humanos” en mercados y colas de autobús. Las comunidades budistas rivalizarían en socorrer a las víctimas, en hacer algo menos infernal su vida de lisiados, ciegos, inválidos. Acreditarían ante el mundo el valor y la autenticidad de su fe atendiendo, consolando, acogiendo, derramando compasión y caridad frente a la inhumana blasfemia.

¿Estamos viendo algo de esto en la realidad “que tanto nos preocupa”?

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2006/09/06

Beslán

Acaban de cumplirse dos años del horrendo crimen de Beslán. Como somos así y por la televisión desfilan tantas cosas, habrá quien ya no se acuerde. El que quiera refrescarse la memoria puede hacerlo aquí, aquí o aquí. No son imágenes agradables. Tampoco trucadas.

Beslán no fue un accidente, Beslán no fue un daño impremeditado, Beslán no fue ni siquiera un desastre de guerra. Aunque buena parte de la prensa mundial intentara entonces disimular lo que fue, como se comprueba en la lista de eufemismos para nombrar a sus autores que reunió Daniel Pipes (el artículo completo está en el segundo de los enlaces indicados).

Según Pipes, el Economist, por ejemplo, los llamó "atacantes"; la Associated Press, "captores"; el Washington Post, "combatientes"; Reuters, "pistoleros"; el New York Times, "insurgentes"; el Chicago Tribune, "militantes"; el Sydney Morning Herald, "rebeldes"; el Christian Science Monitor, "separatistas", y la BBC, "radicales".

La matanza de Beslán parece estar bien documentada en este artículo de la Wikipedia en inglés. Ahí nos enteramos de muchos detalles del horror, como el de la rehén liberada que hay que contar entre las víctimas porque se suicidó al volver a su casa. Ahí se nos remite a la declaración, difundida el 17 de septiembre de 2004, en la que el caudillo terrorista musulmán Samil Basayev atribuía la acción a una "brigada de mártires" entrenados al efecto por él mismo. También se reproduce la carta en la que "el siervo de Alá" Basayev prometía a Putin en pleno secuestro, a cambio de la independencia de Chechenia, que ningún musulmán de Rusia emprendería nuevas acciones armadas en un plazo de diez o quince años.

Según el mismo artículo, los objetivos declarados de Basayev no se limitaban a la independencia de Chechenia. Su ambición era establecer un emirato islámico en todo el norte del Cáucaso (incluida Osetia del Norte, de población mayoritariamente cristiana), desde el Mar Negro hasta el Caspio. El único superviviente del comando terrorista de Beslán declararía después que con la "operación" de la escuela se pretendía provocar, a través de la venganza de la población cristiana de Osetia sobre sus vecinos musulmanes, una guerra civil en la región.

Lo que no encontramos en la Wikipedia es ninguna mención de entidad pública o privada del islam "moderado" que haya ofrecido ayuda o apoyo de ninguna clase a las víctimas de Beslán. Si alguno de nuestros lectores tiene noticia de algo de ese tipo, envíenosla y procuraremos difundirla.

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2006/09/03

Tertsch: El islamismo radical es el nuevo fascismo


Suscribimos hasta la última coma el diagnóstico de Hermann Tertsch en esta reciente entrevista para Basta Ya. (Gracias a Monsieur de Sans-Foy por el aviso.)


Entrevista a Hermann Tertsch: «El islamismo radical es el nuevo fascismo»
Daniel Muñagorri

Hermann Tertsch del Valle-Lersundi (Madrid, 1958) es periodista, especializado en temas de política internacional. En 1981 comenzó a trabajar en Viena para la agencia EFE en la cobertura informativa de la Europa central y oriental. En 1983 inició su labor en el diario El País con informaciones y análisis sobre las entonces incipientes reformas en los países socialistas en Europa Central y los Balcanes. Ha sido corresponsal de El País en Bonn y Varsovia y, posteriormente, para toda Europa Oriental. A partir de 1993 y hasta 1996 fue subdirector de El País, responsable de la sección de Opinión. En la actualidad es editorialista y columnista en ese mismo periódico y colabora con otros medios de comunicación, como la emisora Onda Cero. En esta entrevista para Basta Ya entra de lleno en la actualidad bélica de Oriente Medio y en la situación que se está dando en Cuba tras la enfermedad de Castro, así como en el papel que el Gobierno español representa en la comunidad internacional.

P: ¿Suenan demasiados tambores de guerra en este principio del siglo XXI o es que tenemos mala memoria?

R: Suenan de hecho más tambores de guerra. Hemos tenido muchas decenas de guerras en la segunda mitad del siglo XX, pero ninguna de ellas amenazó nunca con tener unas consecuencias con efectos globales. Desde la Segunda Guerra Mundial –mejor aun desde que se implantó pocos años después la idea de la Destrucción Mutua Asegurada (MAD) en las relaciones entre las dos superpotencias, los EEUU y la URSS- no habíamos tenido un escenario internacional tan explosivo potencialmente y sobre todo tan imprevisible.

¿Oriente Medio es el peor de los escenarios actuales?

Sin duda hoy es en Oriente Medio donde chocan las dos concepciones del mundo y la vida más enfrentadas entre sí y la convicción de los sectores más radicales sobre la incompatibilidad de los mismos. Se trata de una falla religiosa y cultural, pero también de desarrollo y bienestar. Los estados musulmanes bajo creciente influencia radical islamista son a la vez en su inmensa mayoría estados fallidos, incluidos aquellos que han nadado en la opulencia gracias a sus yacimientos petrolíferos.

¿Hasta qué punto los radicales islámicos de Hezbolah o Hamas son controlados por Irán y Siria?

Son financiados por Siria e Irán y han sido entrenados en el caso de Hezbolah desde hace dos décadas por la Guardia Revolucionaria iraní. También tiene campos y constante entrenamiento y formación de cuadros en estos dos Estados. La dirección de Hamás se halla de hecho en Siria. Por supuesto son organizaciones formadas y surgidas de la población libanesa chií en el primer caso y de la palestina en el segundo. Su capacidad de organización, su prestigio social basado en su honradez y solvencia que contrasta con la corrupción e imagen de derrota de los estamentos oficiales libaneses y palestinos, han hecho de estas organizaciones, al margen de sus organizaciones armadas, unas inmensas ONGs con gran poder de influir positivamente en la vida cotidiana y de llevar a cabo labores humanitarias, caritativas y docentes. Dicho esto, sus cuadros y líderes religiosos tienen clara dependencia y obediencia sobre todo hoy a Irán y en menor medida probablemente hoy a Siria en lo que a Hezbola se refiere.

¿Se puede acabar con Hizbulá sin invadir totalmente Líbano?

Se puede si existe voluntad real de parar los pies a Irán en los frentes en los que desafía a toda la comunidad internacional que son:

1. La carrera hacia la bomba atómica
2. La destrucción de Israel
3. La reconstrucción de un imperio persa como califato global.

¿Es posible pensar en la paz para esa zona cuando el Presidente de Irán niega el Holocausto y pide la desaparición de Israel?

El régimen de Irán ha entrado en una deriva con los tres objetivos antes referidos en la que será muy difícil para toda la comunidad internacional frustrar de forma pacífica sus ambiciones que ponen en peligro a todo el mundo y en especial a todas las sociedades libres. La guerra con Irán es cada vez más posible de un tiempo a esta parte.

En el mundo radical islámico, la percepción de que las sociedades libres occidentales son decadentes e incapaces de defenderse, genera un efecto movilizador y triunfal innegable. La división en Occidente es uno de los grandes acicates que además tiende a debilitar a los musulmanes moderados que buscan fórmulas de cooperación con occidente basadas en la idea de que las sociedades libres comparten libertad, democracia y prosperidad. Este es su mejor argumento y quienes ayudan o ceden ante los radicales dejan a los moderados literalmente a los pies de los caballos. El islamismo radical es el nuevo fascismo. Lamentablemente, igual que sucedió con el fascismo y el comunismo del siglo pasado, son mayoría quienes creen que pueden evitar el enfrentamiento con los totalitarismos cediendo en todo o en parte. Se equivocan una vez más.

¿La entrada de potencias militares como Irán o Siria en una guerra contra Israel a qué escenario nos llevaría?

Una guerra abierta de Siria e Irán contra Israel abriría las puertas a todo tipo de escenarios, incluidos por supuesto el uso del armamento nuclear. En todo caso es un hecho que Irán está en guerra con Israel por delegación y que la escalada de las provocaciones desde el sur del Líbano que han desatado la guerra actual emana de una decisión de Teherán. Es hoy perfectamente evidente que en los últimos seis años ha sido una prioridad máxima del régimen iraní crear en el sur del Líbano un sistema muy sofisticado de fortificaciones y resistencia de cara a un momento en el que requiriera usarlo como ha sido ahora el caso, cuando se estrecha el cerco internacional contra Teherán por su desafío con el enriquecimiento de uranio.

¿Cambiaría totalmente la situación que Irán se convierta en una potencia nuclear?

Totalmente. Aunque la no proliferación ha sido uno de los fracasos más terribles de los últimos sesenta años y nadie puede excluir que nos cueste la destrucción parcial del globo, no es lo mismo que tenga la bomba un régimen militar como Pakistán, una democracia como India, ni siquiera una miserable satrapía comunista como Corea del Norte, a que la tenga un antiguo imperio con una ideología fanática de conquista, mito histórico, culto al sufrimiento y exaltación de la muerte como recompensa celestial.

¿Se puede separar esta guerra de lo que ocurre en Irak o Afganistán?

Por supuesto que no se puede separar. Estamos ante un conflicto -en el que sí existen puntos de máximo roce como el problema israelí palestino- pero que se debe ya a una situación general producida por las tensiones arriba referidas que se han agudizado rápidamente con la revolución tecnológica y la visibilidad del fracaso de unas formas de vida frente a la adaptabilidad de otras.

¿Se está jugando Europa su seguridad en el conflicto de El Líbano?

Por supuesto que Europa se está jugando su seguridad. Cualquier resultado del conflicto que pueda ser entendido como una victoria de Hezbolah y por tanto del islamismo radical y de Teherán aumentará su prestigio. Toda reducción de la capacidad de disuasión armada de Israel es una pérdida de seguridad para las democracias occidentales. Todo reforzamiento de las tendencias radicales en el mundo árabe y por extensión en el islámico aumenta también la influencia de éstas en las comunidades musulmanas dentro de nuestras fronteras. Por eso es imprescindible que el terrorismo y los países que lo sustentan sean derrotados y disuadidos. Solo así y no cediendo ante ellos se puede fortalecer a las tendencias moderadas. Es decir exactamente lo contrario de lo que pretenden tantos políticos europeos y en lo que, desde luego, el Gobierno socialista español es triste campeón del apaciguamiento de los radicales que, por supuesto, otorga a estos cartas imbatibles.

¿Han picado el anzuelo desde Israel con una respuesta militar enorme a unos actos concretos de terrorismo?

Eso podría parecer y desde luego y pese a los desmentidos del mando militar sí da la impresión de que les ha sorprendido el inmenso potencial de combate que había logrado amasar Hezbola en el sur del Líbano. Pero en realidad Israel no tenía más remedio que responder y tenía muy pocas opciones que no fueran una operación directa para intentar desmantelar todo lo posible este aparato militar de Hezbolah, al tiempo que intentaba forzar al Líbano a actuar al extender a todo el Estado las consecuencias. Es una estrategia sin duda extremadamente impopular que, si bien intenta minimizar las víctimas civiles, no puede evitarlas totalmente y por tanto no puede prolongarse indefinidamente. Hoy por hoy, está claro que esta estrategia ha unido a los libaneses contra el artífice directo de la destrucción, Israel. Pero cuando se calmen las cosas, muchos libaneses verán que el auténtico responsable de la destrucción ha sido Hezbolah, que inició una guerra sin provocación alguna y siguiendo exclusivamente los intereses de Irán, totalmente contrarios a los del Líbano. Esto conlleva sin duda riesgos de enfrentamiento civil en el Líbano, pero éste siempre se ha dado y, hasta ahora, desde que terminó la guerra civil siempre ha beneficiado a los chiies en detrimento de las demás religiones.

La imagen que recibimos en España de esa guerra es la de los israelíes arrasando Líbano y matando indiscriminadamente a civiles. ¿Han tomado los medios de comunicación españoles un partido claro en el conflicto?

Lo han tomado la mayoría de los medios, una mayoría de la población que por lógica refleja en sentimientos los mensajes que percibe y un Gobierno que cree poder sacar rédito a los sentimientos anti israelíes que las imágenes y el discurso dominante genera.

¿Se atrevería José Blanco y el PSOE a decir que Israel busca el asesinato de civiles en esa guerra si no fuera porque esa es ya la opinión de buena parte de los españoles?

José Blanco y la actual dirección del PSOE se atreve a cualquier cosa que crea le pueda beneficiar en su necesaria estrategia de tener enemigos externos fáciles de identificar con su principal enemigo interno, que es un Partido Popular al que se quiere criminalizar. Si en la oposición fue inmensamente útil la guerra de Irak, hoy lo es esta guerra que se explota de la manera más irresponsable, con el sentimentalismo propio de las peores agitaciones del siglo XX. Blanco y los demás, como ya pedía Santiago Carrillo hace unas semanas, propagan la tesis de que ETA quiere la paz y el Partido Popular la guerra. En este escenario cuadra ese mensaje siempre implícito, cuando no explícito, de que los islamistas son gentes de paz obligados a resistir contra el gran Satán, que es el presidente Bush e Israel.

En realidad todo esto forma parte de un discurso que Hezbolah, Irán, Hamás, Castro y a la postre también Eta y Batasuna, son todos en el fondo entendidos como aliados naturales –más o menos equivocados en sus métodos o argumentos- de la izquierda y de todas las fuerzas comprometidas con la “emancipación”. Todo ello forma parte de un discurso sectario, con los peores resabios de lo que podíamos llamar el autoodio o la fobia antioccidental de cierta izquierda sesentaiochista que, en su vertiente digamos que más pedestre, semiculta o abiertamente inculta, tiene hoy tanta presencia en la cúpula del partido del Gobierno español.

¿Estamos ante un tiempo de antisemitismo o, por el contrario, Israel usa ese fantasma en cuanto se le critica?

Es evidente que en Israel existe una hipersensibilidad ante cualquier crítica, especialmente procedente de los europeos. Esto tiene obviamente razones históricas porque los judíos de Israel supervivientes o descendientes de supervivientes del Holocausto, es decir víctimas todas desde que nacen, saben muy bien lo que hicieron los europeos por defenderlos en aquellos momentos, que es decir nada, salvo honrosos casos individuales y aislados. Por eso los israelíes se indignan cuando reciben recomendaciones de Estados europeos que se dicen todos filosemitas, pero exigen a aquel Estado unos comportamientos que serían demandables si Israel estuviera geográficamente en el Benelux y sus vecinos fueran Luxemburgo y alguna elegante democracia más pero que equivaldrían al suicidio en la región donde se halla.

Se ha convertido en políticamente correcto exigir sacrificios inauditos a las víctimas y en el caso de que estas se nieguen, reprochárselo con acusaciones que resultan intolerables y las tachan prácticamente de culpables de cualquier acto lamentable posterior. Pero aun más perversa y repugnante es la sugerencia, omnipresente en medios izquierdistas europeos, de que protestas o autodefensa de las víctimas vienen a explicar el hecho de que se convirtieran en tales. De esto saben tanto víctimas en el País Vasco como los judíos que oyen una y otra vez cómo intelectuales europeos, árabes o latinoamericanos intentan justificar con hechos actuales el holocausto. En todo caso, existe claramente un antisemitismo tanto en la izquierda como en la derecha europea que reactivada por el conflicto actual viene a decir, como el presidente de Irán, que sin Israel no habría sino paz en Oriente Medio. Como hace cinco siglos decían que sin judíos no habría familias endemoniadas en Toledo o pozos envenenados en Frankfort del Meno o intrigas en Londres. O hace 150 años, durante los pogromos, familias endeudadas entre la población rusa. O deudas de guerra de la Alemania de Weimar. Y esto sí es antisemitismo puro y es al que recurrió José Blanco cuando dijo algo que sólo se podía interpretar como que los judíos estaban matando a civiles a propósito. Tenía el mismo objetivo y utilizó los mismos mecanismos que todos los agitadores antisemitas de la larga historia europea. Que él sea antisemita o no es tan irrelevante como lo sería el hecho de que Goebbels tuviera fobia a los polacos.

¿Qué papel está jugando la diplomacia española en este conflicto?

El Gobierno español, pese a las buenas intenciones del ministro Miguel Angel Moratinos, es del todo irrelevante en el escenario político internacional actual. Lo que a principios de la legislatura fue primero sorpresa, después estupefacción, se ha tornado en desprecio, especialmente hacia el presidente del Gobierno, al que se ve como un excéntrico más o menos iluminado y por supuesto carente de toda profesionalidad, seriedad y fiabilidad. Esto no quiere decir que muchos países no crean provechoso tratar bien al Gobierno español en provecho propio o por coincidencia de intereses. Entre los países árabes el Gobierno de Madrid goza de simpatías como colaborador y apoyo más o menos seguro, pero carece de valor más allá como mediador o valor añadido porque se le sabe desactivado como interlocutor de otras partes. En Europa oriental se le desprecia abiertamente al actual Gobierno. Y en Europa occidental se le toma poco en serio.

¿Cuando desde Al-Qaeda se nombra a Al Andalus como territorio a conquistar es un brindis al sol o van en serio?

No es ni mucho menos un brindis al sol. Yo he estado con Hezbolah en el Valle de la Bekaa y en Baalbeck en los colegios donde les hablan a los niños del califato, de Córdoba, de Sevilla y Al Andalus con total normalidad. La educación en general invoca al califato continuamente y forma a los niños como creyentes y soldados de un renacer del Islam tras las humillaciones de siete siglos en los que la expulsión de España juega un papel tan capital como las cruzadas.

¿Qué opinión tiene sobre la actualidad cubana?

Pese a todos los buenos deseos a la dictadura y al régimen exótico del terrarium comunista que sólo disfrutan los cínicos del aparato y sus camaradas y cómplices en el exterior de la isla y especialmente en España, con la muerte de Castro el castrismo irá al basurero de la historia, donde debía estar hace tiempo y los políticos y periodistas españoles que se han beneficiado de la explotación, la miseria y la falta de libertad de los cubanos.

¿Ve alguna similitud entra la Cuba actual y el final de la España franquista?

Si, muerto el perro se acabó la rabia.

¿Seguirá la izquierda europea embelesada por el castrismo después de Castro?

Todavía no han digerido muchos de ellos el disgusto por la caída del muro y por el éxito de la democracia en el este de Europa. Buscan denodadamente fallos y errores para reivindicar aquellos regímenes criminales y seguirán defendiendo al criminal de Castro e insultando a los millones de víctimas de su régimen. Las contradicciones no importan. Mil veces saldrá Zerolo a la calle a insultar a Israel y a defender a la resistencia de Hezbolah antes de salir una para defender a los miles de homosexuales que ha ahorcado Irán, patrón de Hezbolah. Saldrán todos los Truebas de España a pedir soberanía para Cuba, pero nunca libertad; como saldrán para pedir paz y acuerdo con ETA, pero nunca justicia y libertad para todos en Euskadi. Hay que acostumbrarse a este entorno.

¿Que España negocie con terroristas le importa a alguien en los gobiernos occidentales?

Los Gobiernos occidentales tienen cosas más urgentes que hacer. En los países que se tienen respeto a sí mismos, las grandes democracias occidentales y las democracias surgidas de la lucha contra el fascismo, el nazismo y el comunismo, ningún Gobierno sobreviviría la oferta de pactos políticos con una organización criminal. Por eso la mayoría quiere creer la versión beatífica de aquellos que, convencidos sinceramente o arteramente motivados, aseguran que no hay precios políticos y todo es la gestión de la rendición de los terroristas al Estado de Derecho. Están por supuesto espantados quienes saben que esto es sencillamente mentira y son conscientes de que el relativismo moral del actual Gobierno, su cortoplacismo, su sectarismo político, su ignorancia histórica y su osadía indocumentada los está llevando a acuerdos políticos que dan de forma irreversible rédito al terrorismo, al tiempo que dividen otra vez a la sociedad española en dos campos. En todo caso, nadie va a impedir a los españoles que se hagan todo el daño que ellos quieran infligirse. De alguna forma hemos vuelto al detestado exotismo aquel que con los primeros Gobiernos de la democracia y con la transición creíamos haber desterrado para siempre. La gran mentira del actual Gobierno y, especialmente, de su presidente José Luis Rodríguez Zapatero está en su pretensión de creer en la transición. Es la gran falsedad sobre la que ha construido todo un proyecto político. Es una aventura personal, jaleada por un entorno mediocre y hecha posible por una terrible constelación, yo diría que una maldita concatenación de factores políticos, que deseo no acabe en una inmensa catástrofe, pero que desde luego estoy seguro que costará cara a la sociedad española.

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2006/09/01

Un tratado de paz en el islam

¿Cómo se entiende un acuerdo de paz en el islam?

Creemos que es una buena pregunta, máxime en estos momentos en que los principales actores islámicos en el escenario político de Oriente Medio -Hamás, Hizbolá, el Irán de los ayatolás- coinciden en autodefinirse como musulmanes fervorosos.

Vamos a dar aquí un documento que constituye una respuesta fundamentada, y que por su origen merece ser leído con la mayor atención. Pero en primer lugar recomendamos a nuestros lectores que vean lo que ya publicamos acerca de los estados de paz, de guerra y de tregua en el islam,
en esta entrada del blog. Vayan y vuelvan, que les esperamos.

¿Ya? Gracias. Seguimos.

El documento cuya traducción al español ofrecemos a continuación es una fetua -o fatwa- que en su día dictó nada menos que quien entonces era la máxima autoridad doctrinal de Arabia Saudita, el Gran Muftí del Reino
Abdulaziz bin Baz. En abril de 1996 la publicó traducida al inglés la revista Al-Ibaanah, pero la consulta inicial al Gran Muftí data de finales de 1994. Se sitúa, pues, a medio camino entre la firma de la Declaración de Principios de Oslo entre Israel y la OLP en septiembre de 1993 y la del Acuerdo de Oslo en septiembre de 1995, en un momento de grandes esperanzas para la solución del problema palestino y el establecimiento de una paz duradera en la región. Justamente por eso surge la alarma: "¿Qué es esto? ¿Es que ahora vamos a ser amigos de los judíos?", y ante esa perspectiva se solicita el dictamen del venerado sabio. No hay ninguna razón para pensar que la opinión de Bin Baz haya perdido relevancia en el tiempo transcurrido; por el contrario, la encontramos recogida en compilaciones de fetuas sobresalientes. (Traducción íntegra, en la que sólo hemos omitido los títulos laudatorios del Profeta y sus compañeros. Nuestras adiciones van entre corchetes.)

Sobre el tratado de paz
Por el jeque –el noble erudito- Abdulaziz bin Baz (1)

Introducción del editor
El propósito principal de presentar esta particular fetua del jeque Ibn Baz es mostrar exactamente lo que dijo acerca de esta cuestión, y los principios en que se basó la fetua; recordando que, si la ijtihad [interpretación] del Jeque es acertada, Alá le recompensará doblemente, y si ha errado le recompensará una vez; como dijo el Profeta: “Cuando un juez juzga y se esfuerza y atina, tiene dos recompensas. Y si juzga y se esfuerza y yerra, tiene una sola recompensa.” (2)

El texto de las preguntas y respuestas

(P.1) Algunas personas han deducido de su respuesta a la pregunta sobre la paz con los judíos –y era la primera pregunta del debate– que un tratado de paz o una tregua con los judíos, que se han apropiado de territorio y han cometido opresión, es permisible sin restricciones; y que significa que podemos tener amor y afecto a los judíos. También significa que no podemos incluir nada que induzca a odiarles, o a disociarse de ellos, en los programas pedagógicos de las tierras islámicas, ni en las fuentes de información; afirmando que la paz con ellos significa eso, y que una vez concluido el tratado de paz dejan de ser enemigos aquellos que creemos ser nuestros enemigos, y porque el mundo vive hoy en un estado de armonía entre las naciones y de coexistencia pacífica, por lo cual no se permite propagar el odio religioso entre las naciones. Confiamos, pues, en que nos aclarará esta cuestión.

(R.1) La respuesta es: que un tratado de paz con los judíos, o con otros kafirs (incrédulos), no significa que se les tenga amor, ni que se les tome por amigos y aliados. Antes bien significa solamente paz entre los dos bandos y que ninguno de ellos haga daño al otro, y otras cosas tales como comprar y vender e intercambiar embajadores; y otras relaciones que no significan amor a los kafirs ni tomarles por amigos y aliados. El Profeta estableció un tratado de paz con los de La Meca; y eso no significó amarles ni tomarles por amigos y aliados, antes bien la enemistad y el odio se mantuvieron entre ellos hasta que Alá facilitó la conquista de La Meca en el año de la conquista, y la gente entró en la religión de Alá en tropel. Asimismo estableció el Profeta un tratado de paz con los judíos de Medina cuando emigró a Medina, y no restringido por ningún límite temporal. Y tampoco eso exigía amarles ni tenerles afecto. Más bien el Profeta se relacionaba con ellos hablándoles, llamándoles a Alá y animándoles a entrar en el islam. Más aún, cuando el Profeta murió, su armadura estaba empeñada a un judío por ciertos comestibles que adquirió para su familia. Cuando la tribu de al-Nádir actuó traicioneramente, el Profeta les desterró de Medina. Y cuando los quraysíes rompieron su pacto respaldando a los Incrédulos de La Meca el Día de al-Ahzab en su lucha contra el Profeta, el Profeta combatió contra ellos, matando a los que eran combatientes y tomando cautivos a sus mujeres e hijos, después de que Sa’d Ibn Mu’adh fuera designado juez en la cuestión y diera esa sentencia. El Profeta comunicó que, en efecto, su sentencia había coincidido con el juicio de Alá desde más arriba de los siete cielos. Igualmente fue así con los musulmanes de entre los Compañeros y quienes les sucedieron, ocurrió muchas veces que se establecieron tratados de paz entre ellos y los kafirs –cristianos y otros–, pero eso nunca significó que tuvieran afecto, amor ni amistad con ellos, pues el Perfectísimo dice:

“Encontrarás, ciertamente, que los más fuertes en su enemistad a los Creyentes son los judíos y los politeístas.” [C 5:82]

Dice el Perfectísimo:

“Ciertamente tenéis un ejemplo excelente en Abraham y en los que con él estaban, cuando dijeron a su pueblo: En verdad que estamos desembarazados de vosotros y de lo que adoráis aparte de Alá. Os hemos repudiado, y ha aparecido entre nosotros y vosotros enemistad y odio para siempre, a menos que verdaderamente tengáis fe en Alá y a él solo adoréis.” [C 60:4]

Y dice el Perfectísimo:

“¡Creyentes! No toméis como amigos íntimos y protectores a los judíos y a los cristianos, que sólo son amigos íntimos y protectores unos de otros. Y quien se vuelve hacia ellos para esto, sin duda se hace uno de ellos. Ciertamente Alá no guía a un pueblo de malhechores.” [C 5:51]

Y dice el Poderoso y Majestuoso:

“No encontrarás a gente que crea en Alá y en el Último Día y que ame a quienes se oponen a Alá y a su Enviado, aunque éstos sean sus padres, sus hijos, sus hermanos o sus parientes.” [C 58:22]

Y hay muchas aleyas en el mismo sentido.

El hecho es que un tratado de paz con los kafirs –sean judíos o de otra clase–, si se concluye para obtener provecho o por necesidad, no significa afecto ni amor a ellos, ni amistad y lealtad para con ellos. Así, cuando el Profeta conquistó Jáybar, estableció un tratado de paz con los judíos de Jáybar sobre la base de que éstos cuidasen de las palmeras y los cultivos pertenecientes a los musulmanes, y la mitad de la producción sería para ellos y la otra mitad para los musulmanes. Y así se mantuvieron en Jáybar, y el Profeta no puso límite de tiempo, antes bien dijo: “Os dejaremos estar todo el tiempo que queramos”, y en otra narración: “Os dejaremos estar mientras Alá os deje estar”. Y así se mantuvieron hasta que Omar les desterró. Y se refiere que Abdullah Ibn Rawahah calculó la cantidad que se les debía por un año, y ellos dijeron: Has calculado injustamente. Y dijo él: “¡Por Alá! Mi odio a vosotros y mi amor a los musulmanes no me lleva a trataros injustamente. Así que si queréis podéis tomar la parte que he calculado para vosotros, y si queréis nosotros tomaremos esa parte”. (3)

Así pues, todo esto indica que los tratados de paz y las treguas no implican amor, amistad ni afecto hacia los enemigos de Alá, como piensan algunos que tienen poco conocimiento de los puros mandatos de la sharía. Por lo tanto, estará claro para el que pregunta y otros que la paz con los judíos –u otros incrédulos– no significa que cambiemos los programas pedagógicos, ni que hagamos ninguna otra cosa de amor y amistad y lealtad; y es Alá quien da el éxito.

(P.2) ¿Un tratado de paz sin restricciones con el enemigo significa concederle Palestina, la tierra de los musulmanes de la que se ha apropiado? Y que ahora ha pasado a ser tierra permanente, por derecho, para los judíos, debido al acuerdo hecho por las Naciones Unidas, que representan a las naciones del mundo. Entonces las Naciones Unidas querrán castigar a toda nación que intente recuperar esa tierra, o combatir contra los judíos que están en ella.

(R.2) La paz entre el jefe de los musulmanes de Palestina y los judíos no significa que los judíos hayan de poseer permanentemente las tierras que ahora tienen. Antes bien, sólo significa que estén en posesión de ella durante un período de tiempo, o bien hasta que finalice la tregua, o bien hasta que los musulmanes sean lo bastante fuertes para expulsarles por la fuerza de las tierras musulmanas, en el caso de una paz sin restricciones. Del mismo modo, es obligatorio, cuando tengamos la capacidad, combatir contra los judíos hasta que entren en el islam o paguen la jizya (el impuesto cobrado a aquellos a quienes se permite vivir bajo la protección de un estado musulmán) servilmente. (4)

Vale lo mismo para los cristianos y los magos, pues Alá, el Perfectísimo, dice en El Arrepentimiento [C 9:29]:

“Combatid contra quienes no creen en Alá ni en el Último Día, ni prohíben lo que ha sido prohibido por Alá y su Enviado, ni reconocen el islam, la religión de la verdad, de entre la Gente del Libro (esto es, los judíos y cristianos), hasta que paguen la jizya con voluntaria sumisión y se sientan sojuzgados.”

También está establecido en el Sahih de al-Bujari que el Profeta cobró la jizya de los magos. Por lo tanto tienen el mismo tratamiento que la Gente del Libro únicamente en lo que respecta a la jizya, si no aceptan el islam. Ahora bien, en cuanto a dejarles su alimento y sus mujeres, eso es sólo para la Gente del Libro, según se afirma en el texto del Libro de Alá, el Perfectísimo, en La Mesa [C 5:55]. Y al-Hafidh Ibn Kathir (m. 771H) afirma lo que hemos dicho respecto al tratado de paz en el tafsir (explicación) de las palabras de Alá, el Altísimo, en El Botín [C 8:61]:

“Mas si se inclinan a la paz, inclínate tú también a ella, y confía en Alá. Él es quien todo lo oye, quien todo lo sabe.”

(P.3): ¿Es permisible desarrollar el tratado de paz con el enemigo judío permitiéndole lo que se llama normalización de relaciones; y permitiendo que obtenga provecho económico de las tierras islámicas y otras esferas que le proporcionarán gran beneficio y acrecentarán su fuerza y le afianzarán sobre las tierras islámicas que ha usurpado? ¿Y pueden los musulmanes abrirle sus mercados para que venda sus productos, y deberán crear entidades económicas, tales como bancos y empresas, donde participen judíos al lado de musulmanes? ¿Y deberán también compartir recursos hídricos como el Nilo y el Éufrates, aunque no discurran por Palestina?

(R.3): La paz entre la Organización para la Liberación de Palestina y los judíos no implica lo que quien hizo la pregunta mencionó en relación con los demás países. Más bien cada país ve lo que le beneficia. De modo que si ve que es beneficioso para los musulmanes de su tierra tener paz con los judíos e intercambiar embajadores y comerciar y tener otras relaciones que se consideran legítimas en la sharía pura de Alá, estará bien. Pero si ve que el beneficio para él y su pueblo está en apartarse de los judíos, entonces deberá actuar como dispone la sharía y requiere el beneficio. Análogamente en lo que se refiere al resto de las tierras de kafirs, siendo el dictamen el mismo que el de los judíos en esta materia. De modo que lo que es obligatorio para todo el que esté al cuidado de los asuntos de los musulmanes, ya sea un rey, un emir o un presidente de una república, es que atienda a lo que beneficie a su pueblo y permita lo que sea beneficioso para él, de aquello que Alá no ha prohibido en su pura sharía, y que lo que no sea así lo evite con cualquier estado kafir, conforme a lo dicho por Alá, el Poderoso y Majestuoso:

“Alá os ordena que restituyáis los depósitos a sus propietarios.” (C 4:58)

“Si se inclinan a la paz, inclínate tú también a ella.” (C 8:61)

Y siguiendo también el ejemplo del Profeta en los tratados de paz que hizo con los habitantes de La Meca y con los judíos en Medina y en Jáybar. El Profeta dijo en un hadiz auténtico: “Cada uno de vosotros es un guardián responsable y a cada uno de vosotros se le preguntará por aquellos de los que es responsable. De modo que el gobernante del pueblo es un guardián responsable y se le interrogará sobre aquellos de los que es responsable; y el hombre es el guardián responsable de la gente de su casa y será interrogado sobre aquellos de los que es responsable, y la mujer es la guardiana responsable en la casa de su marido y será interrogada sobre aquellos de los que es responsable; y el esclavo es guardián responsable de los bienes de su amo y será interrogado sobre su responsabilidad. Verdaderamente, cada uno de vosotros es un guardián responsable y será interrogado sobre aquello de lo que es responsable”. (5)

Y Alá, el Poderoso y Majestuoso, dice en su Noble Libro:

“¡Creyentes! No traicionéis a Alá y su Enviado, ni traicionéis a sabiendas aquello que os ha sido confiado.” [C 8:27]

Así que todo esto se refiere a cuando se es incapaz de combatir a los incrédulos, o incapaz de obligarles a pagar la jizya, si son Gente del Libro. Pero cuando sí se tiene poder para librar la yihad contra ellos, entonces lo que se exige es llamarles a entrar en el islam, o ser ejecutados, o pagar la jizya, si son de su gente [es decir, judíos o cristianos]. En este caso no es permisible buscar la paz con ellos, ni renunciar al combate y a la jizya. Más bien se permite buscar la paz cuando hay necesidad o fuerza mayor; cuando se es incapaz de combatirlos o imponerles la jizya, si son de esa gente, como dice Alá, el Más Perfecto, el Altísimo, en la aleya ya citada:

“Combatid contra quienes no creen en Alá ni en el Último Día, ni prohíben lo que ha sido prohibido por Alá y su Enviado, ni reconocen el islam, la religión de la verdad, de entre la Gente del Libro (esto es, los judíos y cristianos), hasta que paguen la jizya con voluntaria sumisión y se sientan sojuzgados.” [C 9:29]

“Y combatid contra ellos hasta que ya no haya fitnah [corrupción] y la religión se haga puramente por Alá.” [C 8:39]

Y la acción del Profeta con la gente de La Meca en el día de Hudaybiyya; y en el día de la Conquista; y también con los judíos cuando fue a Medina, prueba lo que hemos dicho. Pedimos a Alá que dirija a los musulmanes y les conceda todos los bienes; y que ponga sus asuntos en buen camino, concediéndoles conocimiento y comprensión de la religión. Y que ponga a los mejores en el mando, corrigiendo a sus jefes y ayudándoles a librar la yihad contra los enemigos de Alá de la manera que le complazca. Pues Él es quien puede concederlo, y quien tiene pleno poder sobre ello. Y sean las alabanzas y bendiciones de Alá sobre nuestro Profeta Mahoma y sobre su familia, compañeros y seguidores.

Referencias
(1) Estas preguntas y respuestas, tomadas de la revista at-Tawhid (vol. 23; nº 10), son una clarificación de las preguntas originales sobre el Tratado de Paz con los judíos que se publicaron en la revista al-Muslimun (21 Rajab 1415H).
(2) Referido por al-Bujari (13/318) y Muslim (nº 1716).
(3) Compárese con las palabras de Hasan al-Banná –según cita de at-Tariq ilal-Jamaátil-Umm (p. 132)– en una asamblea de partido: “El movimiento del al-Ikhwan no se dirige contra ninguna aqidah (creencia) de las diferentes aqidahs, ni ninguna religión de las diversas religiones, ni ninguno de los distintos grupos y partidos. [Los] Al-Ikhwanul-Muslimun no odian a los extranjeros (esto es, no árabes) que se establecen en tierras arábigas e islámicas, ni tienen nada contra ellos, ni siquiera contra los judíos que viven en el territorio. Antes bien, entre ellos y nosotros no hay más que buenas relaciones”.
(4) Sin embargo, en Hadithul-Jaridur-Rayatil-Qatariyyah (nº 4696) se lee que Yusuf al-Qaradawi –uno de los líderes del movimiento modernista actual– dijo: “¡La realidad es que no combatimos a los judíos por la aqidah, sino por la tierra!”.
(5) Referido por al-Bujari (13/100) y Muslim (nº 1829).

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